La carta de John Anglin ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la famosa fuga de Alcatraz, que ha sido objeto de múltiples teorías y especulaciones a lo largo de los años. La prisión, conocida como "La Roca", fue considerada en su momento como una de las más seguras del mundo, lo que hizo que la fuga de los tres reclusos fuera aún más sorprendente.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, nunca se encontraron los cuerpos de los fugitivos, lo que alimentó aún más las teorías conspiratorias. La carta de John Anglin ha renovado la esperanza de que, tal vez, los hombres sí lograron escapar y vivir en libertad.
Los expertos en la materia han analizado la carta con atención y han encontrado detalles que podrían sugerir que es auténtica, como la forma de escribir y la información que contiene. Sin embargo, también hay dudas y escepticismo por parte de algunos, quienes cuestionan por qué John Anglin esperó tanto tiempo para enviar la carta, y si podría ser una broma o una forma de llamar la atención.
Pero su plan -perfecto, por cierto- no terminaría allí. Para ganar tiempo en la búsqueda y desorientar a los guardias, los tres ladrones de bancos decidieron engañarlos colocando muñecos en sus camas para que creyeran que estaban durmiendo durante toda la noche. Las cabezas de estos maniquíes fueron hechas con papel maché y plástico. Y las pelucas tenían pelo auténtico. El engaño fue absoluto.
La astucia sería reproducida 17 años después en la célebre película protagonizada por Clint Eastwood. En ella se muestra cómo fue ideado el proyecto de fuga y cómo fueron hechas las cabezas que reemplazaron el dulce descanso sobre las almohadas de los tres cerebros del escape.
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