Soy adicto a mi celular. ¿Cómo puedo reducir el tiempo en pantalla?

Soy adicto a mi celular. ¿Cómo puedo reducir el tiempo en pantalla?

 Es tema de debate si el uso excesivo de los teléfonos inteligentes es una verdadera adicción, pero los expertos dicen que hay formas de abordar ese comportamiento.

Llevo el teléfono siempre conmigo y lo miro cientos de veces al día. ¿Existe algún método probado para tratar la adicción a las pantallas?

Nuestro trabajo, nuestra vida social y nuestro entretenimiento se han convertido en algo indisolublemente ligado a nuestros dispositivos, y la pandemia ha empeorado la situación. Una encuesta del Pew Research Center realizada en abril, por ejemplo, descubrió que entre el 81 por ciento de los adultos de Estados Unidos que usaron videollamadas para conectarse con otros desde el comienzo de la pandemia, el 40 por ciento dijo que se sentía “agotado o fatigado” por esas llamadas, y el 33 por ciento dijo que había tratado de reducir la cantidad de tiempo que pasaba en internet o en sus celulares.

El uso excesivo del celular puede manifestarse de muchas maneras. Tal vez te quedes despierto hasta tarde mirando Instagram o TikTok. O el encanto de tu teléfono inteligente hace que sea difícil estar plenamente presente para ti, tu trabajo o los que te rodean.

El uso excesivo del teléfono o de la pantalla no está reconocido oficialmente como una adicción (o un trastorno por uso de sustancias, como lo llaman los expertos) en el manual oficial de trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Pero “cada vez hay más especialistas en salud mental que reconocen que la gente puede volverse adicta a sus celulares”, dijo Anna Lembke, experta en adicciones y profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Stanford.

Lembke señaló que una adicción se define parcialmente por las tres ces:

Control: el uso de una sustancia o la realización de un comportamiento (como el juego) de forma que se considere fuera de control o más de lo previsto.

Compulsión: estar intensamente preocupado mentalmente y consumir una sustancia (o realizar un comportamiento) de manera automática, sin decidirlo activamente.

Consecuencias: continuación del consumo a pesar de las consecuencias negativas sociales, físicas y mentales.

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